Nunca sabemos con quién vamos a dar en la vida. Personas de tu pasado que, de repente, aparecen en tu presente y te hacen pertenecer, para siempre, a un momento especial de su vida sin casi merecerlo.
Eso es lo que me ha pasado en esta sesión. Carolina, antigua compañera del colegio a la cual no veía desde hace más de 22 años, se puso en contacto conmigo a través de las, a veces maravillosas, redes sociales.
Necesitaba un recuerdo especial, natural y no forzado de su día a día en familia. Quería auto-regalarse una sesión con su pequeño Mario, un precioso rubio de casi dos años.
"El tiempo pasa muy rápido" nos decíamos una a la otra.
Y fue así como entré en sus vidas, escondida tras la cámara, intentando plasmar el amor que se tienen, la paciencia que demuestran y la calidez de sus acciones.
Cuando entras en las casas de las personas, entras en parte de lo que son. A veces, eso impone tanto por un lado como por el otro pero, sobre todo, estás en su terreno y nada puede hacerte sentir más cómodo que estar tirado sobre tu propia alfombra.
Espero que el trabajo realizado les merezca la pena y que, al verlo, recuerden ese día de igual manera como fue vivido.
Gracias de nuevo por dejarme ser la observadora de vuestra preciosa familia. Un placer!!